martes, 7 de noviembre de 2017

DISCURSO ACTUAL Y CONTEXTO DEL DISCURSO ÉTICO Y CONTEMPORÁNEO

Según (Zamora, 2010) La ética del discurso es cognitivista, en el sentido de que cree posible la fundamentación de los juicios morales, esto es, postula racionalidad del ámbito práctico. Es universalista porque los criterios han de aplicarse universalmente. Es deontológica, en el sentido de que se abstrae de las cuestiones de la vida buena, limitándose al caso de lo obligado o debido en términos de justicia de las normas y formas de acción. A la ética discursiva también se le ha caracterizado como formalista (Jiménez, 1998: 42-53) en el entendimiento de que su principio regula un  procedimiento de resolución imparcial de conflictos, aunque en este sentido también se sostiene que antes que de formalismo (Habermas, 1998: 100-102; Guariglia, 1992) debe caracterizarse a la ética comunicativa como procedimentalista, ya que el formalismo ético (Forschner, 1994: 118) consiste en afirmar que la ética sólo debe ocuparse de las formas de las normas morales y el procedimentalismo, en cambio, introduce en ella el diálogo, esto es, dialogiza la forma de las normas morales y otorga a la ética la tarea de descubrir los procedimientos legitimadores (Cortina, 1992: 177-180). La ética discursiva se asume como heredera de la teoría kantiana aunque va más allá tratando de superar los límites monológicos implícitos en ella, e intenta mediante lo dialógico, mediante lo intersubjetivamente justificable o desempeñarle la fundamentación de la universalización de las normas correctas, donde vale la pena recalcar el hecho de que la justificación que se da de las normas es en todo caso trascendental, mediante una situación ideal de diálogo y no empírica como sería el caso de los consensos fácticos.

(Michelini, 2003) La ética del discurso se propone resolver dos cuestiones clave para toda teoría ética, a saber: el problema de la fundamentación y el problema de la aplicación de las normas. La tarea filosófica en la "parte A" de la ética del discurso consiste en la fundamentación pragmático-trascendental, mediante una reflexión estricta sobre los presupuestos irrebasables de la situación de argumentación, del principio moral y de las normas fundamentales (por ejemplo, la igualdad de derechos y de corresponsabilidad solidaria de todos los miembros de la comunidad de argumentación) que constituyen las condiciones de posibilidad de los discursos, así como la exigencia de la realización de los discursos prácticos para la solución de todos los problemas y conflictos del mundo de la vida.
La ética del discurso sostiene que los seres humanos, en cuanto seres racionales y razonables, no podemos renunciar a la competencia lingüístico-dialógica sin lesionar nuestra propia dignidad. En el marco de la teoría de la corresponsabilidad solidaria de la ética del discurso, la "responsabilidad" es entendida como "capacidad de" y "disposición para" aportar razones con el fin de fundamentar mis acciones y decisiones frente a todos los demás, y también como "derecho a cuestionar las razones de otros". En definitiva, se trata de una comprensión radical de la responsabilidad: todo ser humano posee no sólo responsabilidad para con los miembros de su propia comunidad sino también para con todos los seres humanos.

La teoría ética de Habermas indaga en el lenguaje y en las situaciones diversas de comunicación entre las personas. Habermas estudia y enuncia una serie de principios y reglas que deben darse en todo diálogo para que pueda desarrollarse y concluir desde un interés moral mutuo. Un diálogo que sigue dichos principios y reglas es un verdadero discurso moral, o simplemente “discurso”, como lo llama, abreviando, Habermas. Por tanto, las normas del “discurso”, tal como las concibe Habermas, son normas éticas a las que debemos comprometernos para tender a una situación ideal de comunicación moral. Resumimos dichas normas en los siguientes puntos:

  • No se debe excluir del diálogo a ninguna persona que manifieste tener intereses en el problema sobre el que se dialogue.
  • Una vez en el diálogo todos los interesados tienen igual derecho a la palabra, sin ser coaccionados cuando hablen.
  • Ha de comprobarse colectivamente que la conclusión o norma moral concreta a la que se llegue después del diálogo sea asumida por todos los afectados. Es decir, que todos los que tengan relación con la norma concreta acepten las consecuencias de estar bajo la misma.

Habermas piensa que estas condiciones ideales son importantísimas para construir nuestras sociedades democráticas y plurales desde una fundamentación moral sólida.
Reflexionando sobre estas condiciones del discurso podemos comprobar que los valores de la imparcialidad, la libertad y la igualdad, ligados al artificio mental de la posición originaria en la ética de Rawls, también alientan en la comunicación o diálogo ideal de la ética habermasiana del discurso.

Bibliografía

Michelini, D. J. (16 de febrero de 2003). Scielo. Recuperado el 7 de noviembre de 2017, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-58112003001400015
Zamora, J. J. (23 de junio de 2010). filosofíayderechos.com. Recuperado el 7 de noviembre de 2017, de http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/docencia1/humanos/CONTENIDOS/DDHH/teorias%20eticas%20contempor%C3%A1neas.htm



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